[Resumen extraído de la fuente original]

Movimiento revolucionario de tanta importancia como el de las Comunidades de Castilla, cuyas repercusiones alcanzaron todo el ámbito nacional, no podía por menos de tener sus adeptos y sus contradictores en el solar extremeño. Pero hasta hace pocos años solamente podíamos sospecharlo. Ya no; ahora puede afirmarse. Fue en el año 1908 cuando, merced al esfuerzo de aquella benemérita Revista Archivo Extremeño, de vida tan efímera, cuando pudimos saber por la publicación de la "Crisis histórica de la Ciudad de Badajoz", de Ascensio Morales, que Badajoz había tomado parte -y parte importante- en aquel movimiento popular. Después, veinticinco años más tarde y merced al esfuerzo del Centro de Estudios Extremeños, pudimos ver publicada la "Historia eclesiástica de la Ciudad y Obispado de Badajoz", de Solano de Figueroa, que tantos buenos servicios ha prestado a los investigadores y tantos esperamos que siga prestando, donde pudimos ver comprobadas con bastantes más detalles las ocurrencias de las Comunidades en Badajoz, donde hubo lucha entre los partidarios del Rey y los contaminados con comuneros y hasta la ayuda prestada a estos en hombres y armas, si bien con la atenuante de que, al hacerlo así, creían aquivocadamente ayudar al Rey, según dicen los autores citados, como veremos. No era el pueblo, como en otras partes, quien apoyaba la causa de las Comunidades; eran los nobles de más rancio abolengo, como los Gómez de Solís y sus parientes los Suárez de Figueroa, con otros de menor importancia, con lo que se corrobora que en todos los tiempos ha sido cierto lo de que a río revuelto ganancia de pescadores.